Fue el primer disco oficial de Sumo, en 1985. Un musgo de reggae, disco, funk, sintetizadores y bajos machacantes. Las "erres" de Luca Prodan se iban aporteñando mientras que la banda intentaba conectarse con un público todavía acostumbrado a códigos de la década anterior. "Divididos por la felicidad" pateó el tablero de los ya lejanos ´80 y las plumas periodísticas que lo denostaban tardaron años en valorarlo.
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